Elad Castermiller

Nombre
Elad Castermiller
Edad
62

Elemento
Fuego

Habilidades y Rango
Rango:Alto
Piromancia
Onda Expansiva
Piroquinesis

No es para nada serio. Se pude decir que es bastante despreocupado y alegre a su manera. Extrovertido, suele hablar mucho y lo hace rápido, sin importarle si lo están escuchando. Suele decir sus pensamientos en voz alta y no capta cuando ofende a alguien. Tiene una extraña concepción de las cosas, pues suele aceptar lo que le venga sin preocuparse demasiado. De carácter tranquilo pues nunca se enoja ni se altera en ese sentido. Si le dicen algo ofensivo se lo toma a broma. Suele dejar muy claro cuando algo llama su atención y es algo escandaloso la mayoría de las veces cuando eso sucede. No tiene ninguna clase de complejo ni guarda ningún tipo de resentimiento. Se toma las cosas a la ligera, pero es confiable a pesar de lo que suele aparentar. Si alguien se gana su lealtad no le traicionaría por nada.

Por curioso que pueda resultar, nació en la Tierra Perdida, sus padres cuando era pequeño lo llevaron al reino del fuego, en donde se entrenó. Sin embargo, más que participar en la guerra como un soldado activo ayudaba en otras actividades a los altos mandos, siendo más que nada un espía. Continuó por varios años de esa manera hasta que un día su misión incluyó dar información acerca de ciertas personas. La orden no importaba demasiado, lo que si le preocupó fue el conocer a esa gente. Hasta ese momento sus blancos eran más bien de otros reinos o bien gente que desconocía por completo. Siendo de ese modo después de ver como los exterminaban sintió algo de culpa, pero no se quedó grabado en él, simplemente decidió que no quería hacerlo más, pues tampoco le gustaba causarle daño a otros sin una razón justificable.
Regresó a la Tierra Perdida, encontrándose con algunos refugiados provenientes de todos los reinos. Decidió ayudar allí, viendo como todos los que estaban por esos lugares tenían demasiado miedo, rencor u odio en ellos. La concentración de energía negativa en aquellas tierras era algo que nunca había visto, pero no se dio cuenta de las razones hasta mucho después. Cuando la guerra terminó y se enteró de que estaban buscando personas que fuesen guardianes en el lugar en el que había nacido, decidió ir a hacer aquella petición para permanecer allí como uno de los centinelas de su reino. Aunque le miraron de manera extraña al principio finalmente accedieron a darle el puesto. Cuando volvió se recluyó a sí mismo, junto con los dos mininos que consiguió durante su visita al reino –Los vio y se los llevó, no le preocupo si tenían dueño, pues pensó que probablemente no era así dados los tiempos (se los robó en otras palabras)-.
La mayoría suele tomarlo por loco por su apariencia y actitud, pero poco toma en cuenta los comentarios que le llegan a hacer al respecto. Desde que llegó a la Tierra Perdida, lo hizo con la confianza de que los nuevos reyes tuviesen la fuerza para reconstruir todo aquello que les estaba quedando entre las manos.

- Le gusta la compañía y ha visto a los otros guardianes, empezó a agradarle uno de ellos, uno que provenía del reino de la tierra, Dorian, él lo considera su mejor amigo y si alguien le pregunta dirá que hablan mucho, aunque la verdad es que es el quien suele estarle contando cualquier nimiedad mientras el otro se limita a ‘escucharlo’ –ignorarlo, a decir verdad-. No es que no se dé cuenta, pero piensa que es bastante bueno de ese modo.
- Le gustan los felinos, tiene un par de gatos y es con los que suele pasar el tiempo cuando está aburrido. Los considera sus amigos y les ha nombrado Phoebes y Deimos.
- Se mueve de forma extraña, según le dicen algunos, como una serpiente y también sujeta las cosas como si se trataran de cosas extrañas que no debiese tocar –aunque solo es la idea que da, porque agarra cualquier cosa, incluso lo que no debería-