Realeza/Realidad (Liam Phantomhive)

Había terminado por ir a dar un paseo en las cercanías del castillo. No le gustaba estar entre paredes mucho rato, no estaba muy consciente del por qué, pero alguna vez pensó que el haber estado encerrado durante años le había afectado sin que se diera cuenta completamente.
Estaba pensando en algunas cosas de las que le habían hablado y después de un rato se dio cuenta de que había pasado tal vez demasiado tiempo.

Corrió siendo seguido por Byakko, el tigre blanco que había encontrado justo por esos lugares cuando apenas había llegado al lugar. Se adentró en el castillo sin disminuir la velocidad, hasta que se detuvo de golpe al ver al Consejero Real recargado en una de las paredes. Al verlo supo que tal vez habría estado buscándole. Se quedó estático como esperando que le dijese algo. Por alguna razón no terminba de acostumbrarse a todo aquello y parecía que le causaba problemas a otros a veces sin darse cuenta.

Sus pensamientos divagaron un poco al ver su rostro. La primera vez que había despertado bajo aquel techo se había desubicado totalmente y era este hombre el que le había sacado del lugar en el que había estado, según sus recuerdos totalmente borrosos. Le miró con curiosidad un momento. No sabía mucho de él, aunque no sabía mucho de nada o eso era lo que le parecía. Se estaba poniendo nervioso y estaba a punto de ponerse a pedir disculpas por su desaparición... pero siguió esperando que aquella persona le dirigiera la mirada, como si eso le fuese a dar la información necesaria para ver cómo llevar la situación. Aunque no era la primera vez que sucedía.

Sentía que había hecho algo malo... otra vez... Suspiró antes de decir cualquier cosa.
-Lo siento... -dijo desviando ligeramente la mirada -No quería causar problemas... solo salí a dar una vuelta... y he perdido la noción del tiempo...

Así había sido ¿no? ya no sabía si su culpabilidad era por una cosa u otra. El tono de su voz le ponía nervioso justo ahora. Su propio tono había sonado un poco más débil de lo normal. Hoy era un día un tanto diferente. La mayoría de las veces se comportaba de cierta manera, sabiendo que era lo mejor, este día eso no parecía estar aplicando. Había algo que le desconcentraba y no podía decir el qué...
¿Era la fecha? ¿Tenía algo de especial? Porque si era así no lo recordaba. Se acercó un poco más.
-¿Estoy entorpeciendo tu trabajo? -preguntó cambiando un poco su actitud -Dime qué es lo que hay que hacer y me encargaré de la mejor forma posible...

Si no terminaba de hacerse a la idea de ser el gobernante de aquel lugar era por la forma en que las cosas habían sucedido. Se había negado, pero indudablemente no podía decir que no, aún cuando le pareciese que alguien como él no era adecuado para algo así. Es decir... tenía esa idea de que debía ser una persona con ciertas características y el no creía tenerlas, pero las cosas se habían dado así y solo podía hacer todo lo que estuviese a su alcance por mantener las cosas en armonía...

Le escuchó y pensó que tenía razón en ambas cosas. Después de todo era el consejero y de alguna extraña manera el estaba en el puesto de rey, así que lo mejor sería empezar a dejar de lado la idea que ya traía e intentar hacer que las cosas mejorarán en lugar de que pudiese causar exactamente lo contrario. No tenía muy buenas experiencias por ahí, no quería tener problemas estando en aquel lugar...

-Si, tienes razón... Creo que eso sería lo mejor... -contestó con una sonrisa -¿Qué es lo que está pendiente? -tal vez era importante, pensó, y el andaba por allí perdiendo tiempo cuando había algo que atender. Ante esa idea su rostro se había tornado serio como la mayoría de las veces. Era un acto reflejo, aunque ni él se daba cuenta de eso. Era así con la mayoría y era raro verle sonreír a menos que las personas con las que estaba le dieran algo de confianza.

Claro que una vez que eso sucedía, poco a poco iba mostrando su personalidad, que en realidad era un poco diferente a lo que aparentaba. Tal vez su carácter era algo infantil en ocasiones y en aveces salía a la luz fácilmente.

Por alguna razón esas palabras le hicieron sentir una extraña culpabilidad. Es que le sonaba a que estaba tomándose las cosas a la ligera, aunque no era de ese modo. Pero todo le parecía tan extraño... para empezar los lujos que había allí... era una diferencia enorme a lo que había visto antes, tal vez por el período de guerra o no sabía bien... luego estaba el hecho de que su energía estaba siendo usado para purificar el reino. Aunque al inicio eso le había causado un problema, se había acostumbrado o algo, porque ahora apenas era consciente de ese hecho. Cuando le vio avanzar le siguió y avanzó a su lado.

-Yo creo que indudablemente eso sería bueno... -dijo mientras se giraba a ver a Byakko y con un movimiento de cabeza le decía que le esperara en su habitación. No sabía cuánto tardaría, pero dado que solía distraerse con facilidad, mejor no tentar a su propios sentidos con aquel tigre cerca de él.

A veces le daba curiosidad de ver en la mente de esa persona, por lo que podría haber en sus pensamientos, pero se había dicho que no debía hacer esas cosas, así que no lo intentaría. Era invasión de la privacidad... eso y aún no le había dicho a nadie que podía hacer algo así... le había quedado grabado en la mente que era algo que ersa mejor mantener en secreto... Las cosas solo le fallaban si los pensamientos de otros eran muy potentes y su mente los captaba en automático... hasta ahora aqui eso no había sucedido...

Se sorprendió un poco por la pregunta -¿Qué me gusta? ... - la pregunta era bastante general, no sabía bien qué contestar, la mente se le había puesto en blanco de repente -ah... los lugares tranquilos... -Le gustaban muchas cosas, como a cualquiera, solo que ahora no podía pensar en ninguna de ellas, qué curioso...

-Los animales, las plantas... los libros... las personas sinceras... las cosas dulces... los lugares abiertos... el cielo... -detuvo su lista extraña al notar que contestaba sin ton ni son, no parecía que nada de eso tuviese relación además de que... lo que decía era para su gusto algo que no aportaba demasiado ¿o es que estaba pensando demasiado? De cualquier forma ya había dicho aquello.

En su rostro una ligera expresión que era acorde a lo que pensaba se hizo visible. Era que nadie le había preguntado eso antes... y apenas se daba cuenta de ello... -Eso... ¿esta bien?- ya no sabía lo que estaba diciendo, preguntar eso era aún más extraño -No sé qué debería contestar a eso... -dijo finalmente para evitar que le malentendiera de algún modo.

Le miró con curiosidad -No, a decir verdad no... Nadie lo había hecho antes... - Si había que ser sincero aquella actitud la había tenido desde pequeño, y muy sociable tampoco era, agregando eso, aún cuando había tenido conocidos y alguno que otro amigo no muy duraderos por determinadas razones, simplemente el asunto era que preguntas de ese tipo no se las hacían.

Luego, lo habían atrapado teniendo como quince años, de ahí hasta hacía un año no había visto ninguna cara humana en todos esos años, por lo que se había vuelto peor. Pero era inútil pensar en ello, abía más de una cosa de la que poseía total desconocimiento y abía otras tanta que no parecía captar.

-¿A ti que te gusta? -Soltó después de un momento de duda. Se lo había pensado y por eso sus palabras habían sido ligeramente más lentas, mucho más lentas de lo habitual... seguro que lo notaría, pensó reprendiéndose a sí mismo en su propia mente...

-¿Así que solo te gusta verlos de lejos? yo no esperaba encontrar a ese tigre cuando llegué aquí, eso me tomó por sorpresa, pero me ha hecho compañía -dijo girando el rostro hacia la misma dirección en la que el otro lo hacía.

El castillo era el primer lugar en el que había estado que se encontraba realmente bajo el agua. Observó con sumo cuidado aquello. Había salido un par de veces por una u otra razón diplomática, por decirlo de algún modo. Sus paseos generalmente solo abarcaban los alrededores. Sabía que no podía salir así como así de allí o tal vez causaría algún alboroto.

-Aparte de eso... ¿hay algo más que te guste? - le había dicho algo acerca de sus propias respuestas, por eso no podía evitar intentar que le dijese alguna otra cosa. Y bueno, justo ahora en su mente le rondaban unas cuantas interrogantes...

- Aburrido? No, no lo creo... A decir verdad creo que eres algo genial.... -Se calló un momento al notar que sus palabras probablemente no eran muy adecuadas -Si te gusta esta bien, no importa si suena contradictorio ¿no? -Se giró a verle. Además parecía hacerlo bien hasta donde había llegado a ver. Él no sabía mucho de nada, así que sin su ayuda no tenía idea de lo que hubiese sucedido con ciertos asuntos.

Vio el coral que tenía en sus manos distrayéndose de momento -Antes de venir aqui no había visto ninguno como esos... -dijo señalándolo. Aunque bien, es que también estaban en plena guerra y era una de las poblaciones que estaban en la superficie. El castillo era de lo poco que estaba allí, debajo del agua, nunca pensó estar en algún momento en ese justo lugar... vamos, que ni siquiera podía imaginarlo en ese entonces... -¿Puedo preguntarte algo? ¿Cómo es que obtuviste ese puesto?

Ambos sabían como es que él había terminado siendo el rey. Observó el brazalete que llevaba, en el que ahora descansaba la piedra que le había llevado hasta ese punto. Pero al menos no tenía idea de cómo es que él o cualquiera de los demás habían llegado allí. No es que no le interesara y por eso no había preguntado nada, sino que no parecía que fuesen buenos los momentos para hacerlo. Pero justo ahora estaba bien ¿no?

Negó con la cabeza -Pero todos son diferentes... ninguno es igual a otro... -contestó devolviéndole la mirada, tomó el objeto y se puso a observarlo con detalle. Escuchó con atención lo que le decía -Así que murió al estar finalizando la guerra... -dijo en voz baja. La guerra había durado algún tiempo, aunque él ni cuenta se había dado de que había finalizado. Se giró a verle algo intrigado. No solía darle vueltas a las cosas que ya habían quedado en el pasado, sin embargo, ahora que estaba justo en medio de aquella conversación no pudo evitarlo.
-¿Cómo me encontraste? ... En aquella ocasión... es a ti a quien he visto ¿no? -Ese día en el que ya estaba resignándose a morir en aquel sitio. Llevaba tanto ahí sin nada más que el agua ayudándole a sobrevivir. Nunca pensó que sería tanto tiempo, pero no había perdido la esperanza hasta esa justa mañana en el que sentía que ya no podría resistir por más tiempo. Encadenado en aquel lugar... habría podido escapar si sus ataduras no hubiesen tenido algo especial para contenerlo... Sin comida su cuerpo se había ido debilitando y aún con todo el poder que era capaz de usar, ya no tenía fuerzas para continuar.
Vio la luz entrar, pero era tan potente para su gusto que no podía ver nada. Se había habituado a aquella oscuridad y a aquel silencio. Y con las voces escuchándose por todos lados, no solo la que provenía de sus labios, aquella que estaba en sus mentes, pues sin fuerza no podría controlar nada, sus pensamientos llegaban a él sin que pudiese detenerlos. Pero no podía concentrarse y solo le parecía un sonido insoportable. Vio la imagen borrosa de la persona que se acercó y quitó las pesadas cadenas, pero al sentir que ya no necesitaba hacerlo más, dejó que la oscuridad de la inconsciencia lo absorviera.
Eso era lo que recordaba. Pero nunca había preguntado nada. Cuando despertó, era él, con aquella piedra quién le había explicado la situación.

-... Mm... sigo sin entender cómo es que eso sucedió..- lo que veía era el brazalete en el que había sido colocada la piedra que le había sido heredada de algún modo -En qué se ha basado la elección de los sucesores... me parece tan extraño...

Le sonrió amablemente por sus palabras -Quién lo hizo solo estaba cegado por encontrar la forma de tener algo que está en mi sangre... y que no podría haber obtenido... Pero no digas que te arrepientes, no estaba en tus manos y al final debo agradecer que me encontraran... No hay forma en la que pudiese pagar por eso... -

Desvió la mirada y acarició ligeramente la piedra. Decir cómo había pasado eso era algo que había decidido callarse, aunque ya no parecía tener que estar a la defensiva como antes... Todo era relativamente tranquilo ahora... Su habilidad estaba controlada, no había forma en la que le sucediera lo mismo de nuevo. Los tiempos eran diferentes, y ahora nadie sabía acerca de eso. Siempre lo había ocultado, pero siendo un chiquillo hubo ocasiones en que hizo alguna que otra tontería y eso había desencadenado todo. Era básicamente su culpa por no haber tenido cuidado. Ya se le había advertido... Esas marcas que aparecían por todo su cuerpo cuando usaba sus habilidades y ese poder que había traído de nacimiento tenía que ocultarlos a menos de que no tuviese opciones. Se preguntó si en aquel primer encuentro habrían estado presentes, aunque era casi seguro que si, porque era su poder de sanación y control del agua lo que le estaba manteniendo, así que probablemente se habrían visto de una manera más intensa.

-... Fue el momento justo... pensé que eso había sido todo.. hasta que esa luz que parecía horriblemente cegadora en ese momento apareció... pero era algo que no esperaba volver a ver de nuevo...- Se giró a verle -Pero... esto... -dijo alzando el brazo dejando la muñeca al frente, para hacer visible la piedra -¿El rey dijo algo acerca de cómo es que se elegiría al sucesor? Porque no parece haber un patrón o una causa específica... digo... yo como rey... ¿qué clase de broma es esa? ... Eso fue lo que pensé en un inicio... ¿Quién iba a aceptar algo así de repente?- Claro, suponía que el otro recordaba que él se había negado... Luego había aceptado antes de que le dijera más... pero ni modo que dijera que era porque se le había ocurrido ver en sus pensamientos y había averiguado más o menos así la situación y el saber que no le dejarían marcharse... y lo entendía... a ellos lo suyo les había costado encontrarle... alguien a quien esa piedra reaccionaba...

Se quedó casi pasmado con la pregunta, era como haber revelado algo que no debía... pero eso no era lo peor, no solo era una sino dos preguntas relacionadas sobre ello. Casi estaba seguro de haber palidecido al notar que no podría mentir. Vamos, que no se le daba bien, lo descubriría de inmediato...

-Tal vez era porque ya lo conocía ¿no? Es decir, seguro que habían pasado mucho tiempo juntos a esas alturas....Las personas empiexzan a darse cuenta de pequeños detalles que les ayudan en cosas como esas... ¿no es cierto? -No es que el fuese un experto en aquello, solo decía lo que había observado en otros.

Luego, lo que le había dicho, mientras decía eso no pudo evitar que una mueca de no creer encuadrar en tal descripción apareciese en su rostro. ¿Cómo era eso de restaurar la confianza de su pueblo? Bueno, había procurado hacer todo de la mejor forma, pero aún había un abismo entre esas dos ideas, pero mejor no dijo nada, su mente estaba concentrada en qué iba a decir a continuación.

-Eso... - ¿cómo podía explicar algo así? -Hace como... pues poco más de 20 años existía una aldea... en las afueras del reino... ¿sabes acerca de ellos? Yo no sé mucho, pero cuando un bebe nacía, grababan en su cuerpo unas marcas... unas que no son visibles a menos que usen sus habilidades... esas marcas aparecen en la mitad de su cuerpo y se hacen más fuerte cuanto más utilizan su poder... -

Estaba dándole vueltas a algo innecesario, seguro que había logrado verlas en aquella ocasión y en todo caso... Suspiró y movió un poco el agua a su alrededor, lo suficiente para que aquellas líneas apenas y se hicieran visibles en su rostro -Pero esto ya lo habías visto ¿no? y no es tan extraño, a veces en otros reinos se ha visto algo similar en algunos individuos... Hasta el empezaba a creer que hoy había algo diferente para que estuviese hablando tanto -Pero ellos no eran famosos por eso... se les hizo desaparecer para evitar que fueran un problema... Habían logrado algo que no era fácil, hacer evolucionar a su propia gente, podían leer la mente... pero el secreto estaba bien guardado, era parte de la herencia de un pueblo... sus descendientes habían nacido con ello...- le sonrió como si eso diese por terminado lo que estaba diciendo. Realmente no sabía mucho, nadie le había dicho como controlar eso, había aprendido por la necesidad de acallar esos pensamientos que llegaban a él...

Podía hacerlo en cualquier momento, era solo como mover un switch, sin mucho trabajo a esas alturas. Ahora podía simplemente ver en su mente, sin que llegará a él ningún otro pensamiento, solo alguno con demasiada intensidad lograría ser percibido sin que él lo quisiera.
-Si... fue por eso... y porque no tendrían otra oportunidad de intentarlo... siendo ló único que quedaba que aquello, era imposible que encontrarán a otro individuo para sus pruebas... -Le miró. Se supone que este hombre era su apoyo en esta labor extraña, estaba bien confiar en él ¿no? Aún así, una de sus manos jugueteaba con sus ropas, una manía que tenía cuando estaba nervioso y no quería aceptarlo.

Recordaba muchas cosas, pero preferiría no hablar de ello, desconocía la forma en la que podría afectarle, así que mejor dejarlo así. -Es más simple de lo que parece... solo debo querer hacerlo... Querer saber lo que piensa alguien más... -Observó una de sus manos con cuidado -Aunque fue más difícil que controlar las habilidades que conllevan el agua... pero fueron estas últimas las que me ayudaron... -Sin su poder de sanación y de controlar el agua, habría muerto seguro en un corto período de tiempo, pero gracias a que los poseía había podido mantener su cuerpo por más que un par de años. Pero si le preguntaban, incluso a él le había sorprendido saber el tiempo que había estado así.- Cuando no ves ni la luz del día y no sabes cuando anochece, pierdes totalmente la noción del tiempo... - Y en ese instante su rostro fue un claro 'perdón por decir cosas raras!'... lo había dicho en voz alta sin querer... sin querer! qué demonios le pasaba? El agua a su alrededor se movió, cuando sentía alguna cosa, afectándole ligeramente, aquello sucedía. Justo ahora estaba avergonzado por estar diciendo cosas sin darse cuenta y contando algo que había prometido callar. Así que decidió no darle la cara, sabiendo que él no tenía la culpa de eso, pero que sus facciones eran leíbles fácilmente.