Mr. Wonderful [Privado]

Estaba estúpidamente aburrido. De haber tenido tiempo habría salido del reino en busca de algo diferente o habría ido al reino de la tierra, pero el rey le había dicho que se mantuviese cerca, por lo que en su intento de buscar entretenimiento había acabado en aquel lugar tan poco acorde a él. Claro, aunque pensara eso no era la primera vez que iba a un sitio como ese, pero en lugares como ese podías descubrir a veces personas que no creías. Pero al estar allí, con el traje que usaba prácticamente como uniforme, se sentía como si aún estuviera con aquellos soldados jóvenes a los cuales le había costado inculcarles lo básico cuando se los habían puesto enfrente al iniciar el período de paz. Nunca sabías lo que podía surgir, siempre había que estar preparado para todo. Traía la capa con la que había salido de los cuarteles aún puesta y la capucha sobre su cabeza, impidiendo que viesen su rostro. Solo estaba observando, porque la bebida que había pedido aún no la había tocado. Su desinterés ese día estaba al máximo pensando que probablemente al día siguiente sería llamado al castillo. Eso le había parecido tras el mensaje del gobernante.

Y entonces al desviar su mirada a la barra, la figura conocida de la vice-almirante no pudo más que llamarle la atención. Sonrió. Era como ver un objeto en una sala, uno que no tenía porque estar ahí porque no pertenecía a la misma categoría que el resto. Si, ella no cuadraba en aquel sitio, sobre todo cuando a su alrededor, siendo ignorados por ella, estaban aquellos hombres que parecían demasiado felices por el alcohol para notarlo. Se levantó. De no ser por su trabajo, alguna vez habría intentado algo con ella, pero conocía bien cómo podía ser eso. No, los negocios jamás se combinaban con el placer personal. Aunque también tenía que ver la forma en la que había captado que ella le veía. Eso le hacía pensar que hacer un esfuerzo para con ella era demasiado.

-Curioso cuadro me ha tocado ver esta noche, La’Vel Hellbourne… - Ahí radicaba la diferencia. El conocer su nombre ya era una bastante notoria. Rara vez se molestaba en recordar los nombres de otras personas. Pero ella era prácticamente el segundo al mando de acuerdo a la jerarquía que tenían, así que le parecía que eso era suficiente. Al contrario de lo que muchos pensarían, el que estuviera en ese puesto le hacía ganar algo parecido al respeto de su parte. Claro, algo mucho más simple que eso, pero al fin y al cabo lo suficiente para saber como llamarle y la forma de aproximarse. Con ella siempre sería simplemente al estar captada en su radar más como un ‘compañero’ que como un ‘objetivo’ en el sentido de un simple coqueteo o algo más. Llevó sus manos a la capucha retirándola, aunque probablemente debía reconocer su voz, tampoco tenía por qué ocultar su hermoso rostro.

Se rió de buena gana ante sus palabras -Vamos, no trates de maquillar tus palabras... No requieres de mi aprobación como yo no requiero de la tuya - Le extendió una mano, como solía hacer por costumbre cuando estaba delante de una chica. Eso era producto de lo que sus padres le habían enseñado más que de su amabilidad para atraerlas, era una totalmente cosa diferente. Una cosa eran los hábitos que ya tenía y otro diferente la coquetería, que si bien se había vuelto algo innato en él no estaba realmente presente en varios de sus gestos y formas de actuar con la misma intención -¿Quieres un buen vino? Te llevaré a un lugar en el que no creo que digas lo mismo - Bien, ante todo, sus constantes salidas y citas le habían hecho encontrar más de un curioso lugar en todo ese tiempo -Solo no te acostumbres, porque no suelo invitar tan seguido a mis subordinados - Lo había dicho con un claro tono de broma. Y si ella no tomaba su mano tampoco lo tomaría a mal, era decisión suya si quería seguirle en ese instante, fuera del lugar en el que solían estar y donde ambos parecían buscar no morir de aburrimiento.

Hizo un gesto algo notorio y su mirada acompañó a sus palabras con un dejo de negación –Y Hellbourne…. Eres todo menos una pobre muchacha… - lo dijo con un dejo de coquetería en su forma de decir y sonreírle, pero claro que ni cuenta se dio, eso empezaba a ser parte de él como lo era respirar. Aquel sujeto que atendía el lugar no veía a ninguno de los dos con buenos ojos, pero ignorar campalmente lo que le daba la gana era demasiado fácil, así que no se molestó demasiado. El tipo no podía ser tan tonto para no reconocerle ahora que podía ver su rostro ¿cierto? Sabía bien los rumores que corrían por las calles acerca de su propia persona, algunos alimentaban su ego, otros tantos eran un juego –Y bien, La’Vel? Mi conocimiento no se centra en una sola cosa… y el vino es un placer que puedo disfrutar contigo ¿o me equivoco?-Otra vez una mirada sugestiva sin notarlo siquiera -¿Quieres probar algo digno de los reyes?

El que él estuviera ahí era producto de algo más bien extraño. ¿Por qué meterse allí cuando podía ir a un lugar mejor? Bien, a veces hay cosas que te hacen decidir entrar en el primer lugar que te parece adecuado aún cuando sepas que no lo es. El quería un trago, pero había terminado jugando con su bebida para encontrarse depsués con ella. Eso o era mucha casualidad o era una oportunidad. ¿Qué de malo había en conocer a alguien que no fuera aquel sujeto que le hacía perder los estribos y molestarse por cualquier cosa. La joven frente a él, por su lado, tenía carácter y era algo que, aunque no lo dijese y no demostrase al elegir a sus parejas, le causaba satisfacción de ver. Una chica que era todo menos indefensa. Ganarse el respeto de alguien como él no era fácil, ella estaba cerca de lograrlo.