Arisai Reitz

Nombre
Arisai
Edad
20

Elemento
Fuego

Habilidades y Rango
Rango:Alto
Flashover
Fuego Fatuo
Rango: Bajo
Combustión espontánea

Aparentemente alegre y tranquilo con unos, irrespetuoso y cortante con otros, posee una fuerte personalidad. Es desconfiado, posesivo, celoso -cuando alguien le importa- y tiene poca paciencia. Estas características no suelen notarse demasiado, dado que no las demuestra con cualquiera. Esta acostumbrado a mentir y ocultar lo que realmente piensa. Es necio cuando se le ocurre alguna idea, pues no se la puede sacar de la cabeza a menos que lo lleve a cabo, sean buenos o malos los resultados. No tiene muchos escrúpulos ni le importan demasiado los demás. Suele ser egoísta a la hora de decidir. Jamás le pide opinión a otra persona y tampoco suele pedir disculpas. Una persona que parece contradictoria, pero lo que busca es que nadie le conozca en realidad. Es su forma de protegerse de cualquier daño que puedan causarle anímicamente. Suele ser provocativo en más de un sentido, sus razones para ello pueden tanto estar bien justificadas como pueden ser una tontería del momento. Su actitud llena de confianza y su frecuente egocentrismo oculta a una persona insegura y que tiene miedos de los que no ha podido deshacerse. No le gusta la soledad, así que suele buscar compañía cuando empieza a sentir el peso de ésta, sin embargo no suele involucrarse mucho con nadie, porque no quiere volverse dependiente ni quiere esperar nada de nadie, creyendo que solo podrían decepcionarle. No suele fijarse en cómo dice las cosas, es directo y no le importa hacerle daño a alguien al hacer eso.

Durante la guerra el odio y el resentimiento de unos contra otros era lo habitual, un elemental de fuego conoció a la que sería la madre de sus únicos dos hijos. Traicionando su deber, le salvó la vida, pues le había cautivado su belleza y la expresión de su rostro. Se ocultaron lejos, en las tierras lejanas en el reino del agua. No podía ser una vida tranquila entre aquel caos, pero aquel hombre hizo todo lo que estaba en su mano por mantener su hogar a salvo. Aquella elemental tuvo a un par de mellizos, un niño y una niña.
Los hermanos pasaron los primeros años de su vida en relativa calma. Fue una noche, cuando tenían apenas seis años que su padre llegó, apresurado y bastante preocupado. Siendo unos niños no entendieron bien lo que pasaba. Fue en esa ocasión cuando se separaron. Su padre los llevó hasta el reino del viento y una vez que las dejó en un lugar que consideró seguro, se marchó con él, regresando a su lugar de origen en el reino del fuego.
Habían decidido que la mejor forma de mantenerlos a salvo era separándose. A él le buscaban por haber abandonado su posición en el ejército del fuego, ella estaría a salvo lejos de él. Su padre le había explicado que estando con él estarían en peligro constante, ya que él era considerado un traidor al abandonar su cargo en la milicia, que no podía dejarlo con su hermana y su madre porque siendo que él había nacido con las habilidades de un elemental de fuego eso podría traerle problemas tanto a él como a su madre. El había aceptado todo eso y realmente no le importaba marcharse con su padre. Durante los primeros años que vivieron en un lugar escondido en las tierras más peligrosas del reino, su progenitor le enseñó pacientemente el uso de su poder.
Todo parecía ir sin muchos problemas hasta que cumplió los doce años. Su padre había empezado a comportarse extraño, pensó que tal vez les habían encontrado, sin embargo no supo jamás si esa era la razón. Un día sin más desapareció. No supo si estaba muerto, si lo habían capturado o había pasado algo más. Justo después, cuando el se había propuesto averiguar su paradero, unos soldados del ejército aparecieron en aquella casa en la que habían vivido hasta entonces. Por mucho que intentó defenderse eran más de los que él podía encargarse. Entre la desesperación, los golpes y la tortura que le hicieron pasar, finalmente lo llevaron a los cuarteles del ejército. Cuando su cuerpo se recuperó, le dijeron que era su deber ser parte del ejército, ser un arma para ello. Lo entrenaron, pero su nivel no era el que ellos esperaban, fue su sentido de supervivencia el que finalmente le hizo despertar por completo sus habilidades. Se volvió frío y desconfiado, pero cada vez que alguien le preguntaba solía sonreír y decir que todo estaba bien. Se acostumbró a estar con aquellos hombres como consecuencia del paso del tiempo. Fue hasta que llegó el fin de la guerra que se separó de ellos, pero acostumbrado a vivir en el caos no ha podido adaptarse a estar libre y sin nadie pisándole los talones.
Para no quedarse quieto buscó información de su hermana, reuniéndose con ella y mostrándole la mejor de sus caras, sin decirle nada acerca de lo que había pasado en esos años, ni las atrocidades de las que había sido testigo y de las cuales, en algunas el mismo había participado y por las cuales a pesar de todo siente culpabilidad.
Por un momento pensó en marcharse con su hermana y olvidar todo, pero se dio cuenta de que solo le causaría problemas, decidiendo así mantenerse alejado. Su vida siendo un soberano caos no le traería ningún bien a ella, que no tenía por qué cargar con el peso de lo que él era a esas alturas.

- Suele comportarse de forma amable a menos de que le hagan perder los estribos, para lo cual no se necesita demasiado.
- Le gustan los animales porque le parecen más nobles y confiables que todas las personas que ha conocido.
- Lleva su piedra en un collar: