Can you see me? (Luzbell) +18

¿Para qué mentir? se sentía solo y era por eso que estaba vagando por ahí con la firme intención de encontrar algo de compañía por muy simple que fuese, solo no quería volver esa noche a casa y encontrarse con aquel enorme vacío que sentía, sabiendo que no era el lugar si no su mente la que hacía aquello.

Caminó así, sin rumbo fijo viendo a la gente a su alrededor, a pesar de ser el quien buscaba, también se permitía al menos ser selectivo a la hora de acercarse a alguien. Se detuvo suspirando y sentándose en el primer sitio decente que encontró, la noche no tenía mucho de haber caído y en el cielo podían verse ya algunas estrellas, por un momento le pareció que aquella sería una larga noche.

Su respiración empezó a descontrolarse. Siguió estimulando su miembro simulando ligeras embestidas usando sus labios, pero su concentración se estaba yendo al traste. No pudo evitar gemir a pesar que intentó reprimirse. Sus manos seguían tocándole, pero estaba descontrolándose. Sus movimientos antes calculados estaban perdiendo eso.

Sintió temblar sus manos y su lengua le recorrió por completo hasta llegar a sus testículos, y sus manos apretaron su erección. Pero de un momento tuvo que cerrar los ojos -Luzbell...- Sus labios aún le tocaban mientras susurraba su nombre. Estaba perdiendo la cabeza.

Dejó suaves mordidas, casi como un reclamo a lo que estaba intentando hacerle en ese momento, o más bien a lo que ya eestaba logrando, recorriéndole por completo, succionando la piel. No intentó apartarse o decirle que se detuviera, al menos no hasta que sintió aquella inconfundible sensación -Espera.. espera... - su voz apenas era audible, y mordió la piel de la ingle. Sabía que no se detendría ni el tampoco hizo mucho para que lo hiciera. Sentía injusto aquello, pero no podía quejarse, jadeó y se mordió los labios amortiguando el sonido de su voz.

Su cuerpo se estremeció y no pudo evitar terminar en aquellos labios que le habían hecho perder el control. Se apartó de él en cuanto pudo hacerlo, respirando entrecortamente y viéndole de una forma extraña -Lo siento...- No dijo más porque ni siquiera pudo hacerlo, estaba tratando de recuperar el aliento. Por una vez en mucho tiempo se sentía un poco abrumado, se preguntaba a qué se debería., Le observó con las mejillas encendidas en aquel color rojizo. Se acercó de nueva cuenta sonriendo -Perdona... - se colocó sobre el sintiendo aquella punzante erección rozándole la piel -Creo que te debo una y ... - se río, despacito -Creo que me llevas mucha ventaja- Prnunció aquelas palabras cuando se había acercado a su rostro, rozando sus labios en sus mejillas y moviendo sus caderassuavemente sobre su miembro. Su voz era un murmullo, sensual, íntimo e insinuante.

Sus labios, con aquel sabor que no era sino el propio, le hicieron besarle lento, Le vio humedeciendo sus labios con su lengua -Oh, casi nadie lo nota en el primer momento, no suelen prestar demasiada atención en él - Dijo con una expresión traviesa mientras hacía presión sobre su pene -Se acercó mordiendo sus labios, lamiéndolos y buscando un poco más de ellos a cada momento -Empiezo a sentirme ansioso de tenerte- murmuró suave mientras lamía su piel y tocaba su cuerpo bien formado, siguiendo las lineas bien marcadas de los músculos.

Gimió despacio sintiendo aquel dedo introduciéndose en él y sus palabras le causaron un ligero desconcierto. ¿Qué importaba eso? Negó con la cabeza, no le importaba si le dolía o no, porque de cualquier modo podía sentir el calor inundando su cuerpo -No te preocupes ... y haz lo que quieras...- Dejo de hablar para recorrer su espalda con sus manos, haciendo presión con las yemas de sus dedos. Sentía sus labios y sonrió pensando que al día siguiente tendría que cubrir aquellas marcas, siguió moviendo sus caderas contra su mano, lento, sensual, invitandolo a seguir tocándole un poco más. En su mente solo quería provocarlo, el quería tomarse su tiempo y él buscaba que hiciera lo contrario a eso, pero ciertamente no había prisa... podía tomarse su tiempo, pero llevarle la contraria estaba en su comportamiento.

Respiró entrecortadamente tomando aire, enderezándose y provocando que sus dedos entraran aún más profundo, moviendo con insinuación todo el cuerpo, de manera sutil pero sabiendo que era suficiente, le sonrió mordiéndose el labio inferior -Pues imagina como se sentirá estar dentro de mí, Luzbell... - Se quitó de encima, recostándose a un lado, volteando el rostro para verle, alzando las caderase introduciendo sus propios dedos moviéndolos en su interior, dejando escapar un suspiro. Había dicho lo de tomarse el tiempo, preguntándose si hacer eso le haría cambiar de parecer. Sus ojos, extrañamente azules le observaron fijamente en ese momento. Le sonrió suavemente viendo su expresión.

Un ligero momento de duda, su última frase le hizo que sus pensamientos se cruzaran, pero le sonrió. Es cierto que estaba acostumbrado, no iba a decir que lo lo disfrutara, claro que lo hacía, pero había algo más en ello... y aquellas palabras le hicieron recordar eso. Retiró sus dedos y se acercó a besarle, si, quería provocarle y sus palabras decían que podía hacerlo.

Se giró dándole la espalda y le vio sobre su hombro -Pensaba que fueses tu el que me guiará... ven y toma lo que desees... - Le extendió una mano para que se acercara. Se inclinó un poco, abriendo las piernas para él mientras intentaba calmar aquel nerviosismo que sus palabras le habían causado, uno ligero, no ver la expresion de su rostro lo causaba. Ese momento, la espera, estar a la expectativa de sus movimientos... -Penétrame, Luzbell... - Su voz fue apenas una caricia, apenas audible incluso con aquel silencio que les rodeaba.

No tuvo tiempo de contestarle, jadeó dejando escapar un gemido al sentirle entrar en un solo movimiento en su cuerpo, se aferró a las sábanas, curvando ligeramente la espalda y abrió las piernas al alzar sus caderas y moverse contra su cuerpo. Le había tomado desprevenido a pesar de todo -Si... hazme sentirte hasta lo más profundo...- su voz se escuchaba afectada, apenas y podía hablar en ese instante. Cerró los ojos perdiéndose en la sensación que le daban aquellas embestidas, la forma en la que le removían.

Se movió déjandole el espacio para seguir tocándole, cediendo a sus caricias, sin duda sabía lo que hacía, su cuerpo respondía, no estaba pensando, sóo dejándose llevar por lo que le hacía sentir, tan diferente a la mayoría de las personas que habían pasado por sus sábanas. Le hacía perder el control al moverse de esa manera, se movió contra sus caderas, hasta que hizo aquello. Se mordió los labios con sensualidad viéndole de reojo. Se hizo hacia atrás, sintiendo su piel aún más cerca, su caidez le gustaba. Cerró los ojos, el deseo un día le consumiría sin duda alguna, pero disfrutaría de ese momento, ese era su escape, y la mejor forma de mantenerse cuerdo y despierto. Esa mirada, esa noche quería perderse en ella. Esa noche, era su compañero...

Apretó los labiostratando de ahogar los gemidos en su garganta pero ante aquella petición dejó que salieran con su nombre entremezclado entre aquellos eróticos sonidos, lo repitió tantas veces que estaba seguro que no lo olvidaría. No solía recordar nombres, pero ese seguro que se quedaría en su mente después de eso. Ya no lo estaba viendo, cerró las piernas y se mordió los labios -Luzbell... - Sus manos se aferraron a las caderas ajenas, casi enterrando sus uñas en la piel clara de él. No pudo decir nada, ya no podía controlar nada, se giró para encontrarse con la piel de suc uello, lamiendo y dejando ligeras mordidas en ellas, succionando la piel al ritmo de aquellas embestidas que le estaban hciendo peder la razón.

-Espe...-Espera, si espera, eso iba a decir, pero un sonoro gemido fue arrancado de sus labios al sentir el cambio de posición y sus manos sobre su cuerpo -Luzbell! Escondió su rostro en las sábanas, ahogando aquellos gemidos en ellas, y aún así eran audibles claramente en su habitación. La mente se le estaba nublando, su cuerpo se estremecía con cada caricia, con la fuerza con la que lo hacía, golpeando su interior, chocando con aquel punto que le hacía perder la noción. Se sentía ligeramente indefenso con él, lo cual ya era bastante decir, pero había logrado tan fácilmente aquello que no pudo más que dejarse llevar por aquella oleada de placer que recorría su cuerpo por completo.

Se volteó a verle, con el rostro totalmente sonrojado, la vista nublada y viéndole con ese deseo extraño que se dibujaba en sus pupilas, que se clavaron en las suyas mientras todos aquellos sonidos retumbaban en aquel espacio. Le llamó por su nombre de nueva cuenta casi en un susurro que entre todo aquello apenas tenía fuerza. Una de sus manos fue sobre la que le estaba masturbando.

No quería venirse tan pronto y él sabía bien qué hacer para ligrarlo. La jaló lamiendo sus dedos, era un pequeño distractor, aunque su cuerpo se estaba perdiendo al sentir su miembro golpeando de esa manera haciendole jadear. Empezó a tocar su propio cuerpo con la mano que aún le quedaba libre, el movimiento de su cuerpo era acorde a ello, su espalda se curveaba lgeramente al sentir ciertas cosas. Tarde, no importaba qué hiciera, sentía que iba a llegar en cualquier instante. Le habían derrotado en su propio juego y joder, se sentía demasiado bien.

Malidición, el que saliera de su cuerpo solo para introducirse y penetrarlenuevamente le hizo arquear todo su cuerpo. Dio un respingo por la nalgada y le sonrío pasando la lengua por sus labios. Diablos, no podía negarse ¿cierto? No así, por lo menos. Sus movimientos recorrieron su cuerpo, pero el ritmo que él le imponía le impedía ir lento. Una de sus manos bajo hasta su entrepierna acariciando superficialmente la piel, mientras le veía sin apartar la vista -Dime... ¿qué quieres que haga?- Se movió con toda la sensualidad que sus movimientos le permitieron. Sus alabras salían en un susurró casi imperceptible.